sábado, 7 de junio de 2014

MITOS Y LEYENDAS DE PUNO 

NUESTROS ANCESTROS HAN LOGRADO DESPERTAR MAS QUE INTERES A TRAVEZ DE CUENTOS Y LEYENDAS QUE NOS OFRECIAN A MENUDO;CADA  RELATO DESPERTABA MAS LA CURIOSIDAD Y LAS GANAS DE SABER MAS SOBRE NUESTRA HERMOSA CULTURA,ES POR ELLO QUE EN ESTE BLOG ESTAN PLASMADO ALGUNOS MITOS  Y LEYENDAS QUE HARAN QUE SU MENTE SE PREGUNTE SI MUCHOS DE ESTOS RELATOS FUERON CIERTOS O SOLO PARTE DE LA IMAGINACIÓN:



SIRENA DE HUAQUINA



La leyenda cuenta que en las postrimerías del siglo XVII y albores del XVIII durante la época del coloniaje, vivía en Juli un melancólico anciano cacique de nombre Kariapaza, que evocaba con mucha nostalgia la grandiosidad y esplendor de su poderoso gobierno. El, había sido despojado de su cacicazgo por los colonizadores españoles que llegaron a Lundayani, antiguo pueblo predecesor de Juli, después de la conquista del Perú por francisco Pizarro.
El soberano indígena, pese a estar investido como jefe supremo de su reino, estaba en condición de cautivo en su propio pueblo. Solo y la compañía de su hermosísima hija, princesa única, que había crecido lozana, sosegaba sus penas y era la esperanza y aliento para sobreponerse a la odisea del despojo y sufrimiento.
Por triste paradoja e ironía del destino, el corregidor era padre de un gallardo joven, que al igual que su progenitor disfrutaba de preeminencias y prerrogativas. Acostumbraba salir de cacería y una mañana que oteaba en busca de presas que cazar, fortuitamente logro ver a la hermosa joven indígena que relumbraba encantos. Era la hija del cacique. Sus ojos posaron fascinados por la beldad y tras varios intentos de cortejarla con delicados piropos, logró granjearle la amistad y confianza. En los primeros momentos, ambos se contemplaron embelesados, naciendo en ese instante el amor, seduciéndose mutuamente.
Los sublimes sentimientos del idilio crecían conforme transcurría el tiempo. Ni el distinto linaje del que procedían fue impedimento, ni escollo para amarse.
Cierto día de cita y paseos furtivos por las afueras de la comarca, momentos en que estaba el sol en el cenit, sin advertir y distraídos por sus arrullos amorosos se aproximaron a las cercanías del endemoniado paraje de Huaquina. Desde la cima del abismo, sin desearlo, vieron en las aguas del lago una gigantesca serpiente que avanzaba inexorablemente hacia la bahía. Su extraordinario serpenteo agitaba el agua produciendo olas. Se detuvo por un momento buscando victimas que engullir, como alimento. Cuando la enorme serpiente retornaba o descendía a las profundidades, con sus jadeos producía remolinos de espumas y dejaba sobre la superficie millares de pompas color tornasol que reflejaba los rayos solares.
Los enamorados aterrorizados y agazapados tras las rocas se estrecharon mas y mas. Era la hora aciaga del encantamiento,.tras soportar con sopor la impresión fugaron del lugar con los rostros pálidos y temblando enmudecidos. Pasado el percance, el romance de dos razas, la del español y una princesa indígena se fortaleció en la esperanza de unir sus vidas con el matrimonio. Pero, un día inesperado cuando más se amaban. Llego una orden del virrey. En la cedula real se dispone que corregidor e hijo de urgencia retornen a España y sin ninguna objeción se vieron obligados a viajar para nunca mas retornar dejando corregimiento y amada.
Los enamorados, previo al enlace idílico, entre lágrimas y manifestaciones de honda tristeza, juramentos de amor eterno se despidieron, lo que resultó simples sueños quiméricos. Inconsolable decepción y una anonada resignación se apodero de ambos, con la mayor incidencia de la princesa que desconsoladamente irrumpió a llorar, llorar, como si fuera una plañidera, porque le habían arrebatado al galán de sus ilusiones.
Como queriendo acompañar a la tristeza y al llanto consternados de la bella, repentinamente el cielo se nubló desatándose torrencial lluvia acompañados de fuertes vientos que silbaban en uno y otro lugar.
Los ruegos y consuelos de su padre el cacique fueron infructuosos. Nada ni nadie pudo mitigar ni remediar el frustrado idilio y sin ninguna esperanza, la beldad desecha en llanto, abatida por la tristeza decidió ofrendar su vida a su amado que la dejó para siempre.
La fatal determinación la hizo recordar el diabólico paraje de Huaquina, a donde decidida se dirigió a suicidarse. Una vez en la cumbre del cantil, cegada por la desesperación se inmoló lanzándose a las aguas del lago Titicaca, desapareciendo en sus profundidades provocando un devastador oleaje, seguido de un espantoso retumbar. Era la recepción que le hacia el diablo convertido en la gigantesca serpiente que raudamente se perdió en las profundidades.
Instantes después, volvió la quietud y de las cristalinas aguas emergió una bellísima sirena, esbelto cuerpo de mujer y cola de pez, deslumbrando embelesos. La princesa suicida se había transformado en sirena, quien se mecía sobre las olas a los compases de un canto meloso que se oyó por todo el ambiente, extasiados a los que lo escuchaban. Mas a un la voz se escucho en la comarca de Juli, sobrecogiendo a sus pobladores.
El sol desde el infinito del cosmos, desplegando calurosa luminosidad, parecía complacido de contemplar el inusitado espectáculo de la conversión, acaeciendo justamente a las doce horas, momento aciago de encantamiento.
Mientras tanto la serpiente que observaba de lejos el suicidio, raudamente, provocando remolinos y marejados se zambullo perdiéndose en lo más profundo de la sima sub. lacustre.
La sirena se enseñoreó de Huaquina y desde entonces en noches de plenilunio, a medio día y en ciertas épocas aparecía cautivando a los hombres que lograban verla. Se insinuaba para que la siguieran, pero cuando uno se le aproximaba misteriosamente se alejaba del lugar desapareciendo en Huaquina, ocasionando el ahogamiento o enloquecimiento de sus victimas.
Igualmente, se cuenta que cierta vez la sirena hizo su aparición en el centro de la plaza de armas vislumbrando una radiante e incomparable belleza. Su cautivadora belleza tentó irresistiblemente a un noctámbulo que subyugado y atraído la siguió hasta la Huaquina, teniendo como mudos testigos a la placida noche de luna y las estrellas que titilaban viendo al improvisado galán. Al amanecer del día siguiente al noctámbulo se le encontró durmiendo y abrazado de una roca morfohumana, en un charco de sangre. Había sufrido una terrible somnolencia.
Durante muchísimos años el paraje de Huaquina se había convertido en un lúgubre páramo que infundía miedo por lo que ninguna persona lo habito.
Con el correr de los años, los misioneros jesuitas que llegaron al Perú para evangelizar a los nativos al saber de la existencia de la sirena decidieron buscarla para destruirla.
Después de infructuosos intentos y prolongadas esperas, agazapados tras de piedras y arbustos lograron ubicar a la ninfa lacustre, quien con su canto melodioso y fatídico trató de tentar a los religiosos. Estos con cierto miedo y tras presenciar asombrados a la sirena, se pusieron a entonar cánticos de cristiandad, maitines. Musitaron oraciones y plegarias y con un crucifijo en la mano la retaron desafiándola. En coro y enfáticamente le gritaron: maligna hija del diablo, en nombre de Dios desaparece de nuestros ojos… bastos el intento de entregarle el crucifijo y la sirena, con un silencio sepulcral vertiginosamente desapareció en un remolino que se formó arrastrándola a las profundidades del lago para nunca más reaparecer.
El perjurio y el desengaño amoroso habían acabado con el espíritu de la hija del cacique juleño.



AVE MENSAJERA DE LA MUERTE

El frígido e inconmensurable manto de la lobreguez de la noche cubre paulatinamente la región del altiplano. Millares de estrellas adornan el firmamento celeste titilando con sus luces de tiempos de mariscaña .el silencio sepulcral y melancólico des cosmos es sorpresivamente roto por el estrepitoso y mortal graznido del kat,kat,kat, de un ave misterioso o de espíritu desconocido e invisible, cuyo canto fatídico retumba por los aires. A lo lejos se advierte el sordo aleteo del pájaro que raudo atraviesa el inmensurable espacio sideral con destino desconocido.
Es el ave mensajera de la muerte, el dueño y señor de la tenebrosa noche.
Desde tiempos remotos, los aborígenes conocen y tienen la certeza de que si el malagüero katekate emite un sonido grave es el vaticinio de que se avecina la muerte de un hombre y si es agudo se anuncia que la muerte inmisericorde ronda a una mujer o a un niño.
De las personas que logran escuchar el fatal anuncio se les apodera una enfermiza obsesión de terror de muerte que se contagia a familiares y amigos, como un flagelo sicológico y tormento obstinado.se asegura que la muerte está al acecho o ronda con ensañamiento a algún hogar donde se tiene enfermo postrado en cama.
Para alejar y conjurar o exorcizar el demoniaco anuncio, tan pronto escuchan el maléfico grito y característico kat, kat, kat los indígenas le responden con voz estontera y entereza: ¡ave maligna no grites, ni nos anuncies la muerte, aquí te arrojamos sal mesclado con ají para que tragues y sabrás que tu maléfico presagio es inútil¡ pareciera que el misterioso alado escuchara la amenaza por lo que ya no se vuelve a escuchar el graznido.
Algunos que han tenido la desdicha de verlo comentan que esta ave tenía cabeza de humano y cuerpo de ave y que sus ojos con lumbre brillaban cegando la visibilidad.
La existencia de este ser continua en el misterio insondable, jamás han sido explicables, pese a los avances de la ciencia. Mientras el universo de la superstición vive subyugado por las creencias ancestrales








LOS GUARDIANES DEL PUENTE ILAVE

En las postrimero del siglo pasado (1890) y albores de 1900, los millares de habitantes de los pueblos, centros poblados y comunidades campesinas de la gran provincia de Chucuito y la hermana república de Bolivia, vivían geográficamente aislados del departamento de puno y del resto del país, por el río Ilave.
Para llegar a puno y otras ciudades y pueblos del vasto Perú se veían obligados a vadear o cruzar las turbulentas aguas del rio que frecuentemente y furiosamente impedía el paso de los viajeros, el movimiento migratorio de los pobladores estaba. Pues supeditada a los cambios de nivel del agua. Atravesarlo constituía una auténtica aventura apopeyica, reservada solo para pocos.
Para evitar o aminar estos constantes y lamentables accidentes, los lugareños construyeron puentes colgantes de piedras y troncos de árboles: pero las torrenciales precipitaciones pluviales que se presentaban en las épocas de lluvia hacia que las fuerzas del agua destruyera las construcciones,
Sin mayor tregua y decididos optaron en rendir tributos de culto y homenajes a las deidades.
Un espléndido día de caluroso sol, en juicio popular con gran ambiente de fiesta, seleccionaron una pareja de jóvenes indígenas de condición socio-económica humilde,
El mancebo y la doncella fueron agasajados con bellos trajes abundante comida mixtura serpentinas flores un atado de infinidad de dulces y la infaltable coca paulatinamente se les hizo brindar deliciosos y abundantes licores hasta embriagarlo.
Los jóvenes en estado soporífero provocados por el licor, sin que se dieran cuenta, fueron sepultados vivos en profundos hoyos previamente agujereados, el hombre en lado de la rivera y la mujer al otro extremo.
El gentío tras ofrendar el macabro sacrificio se traslado a la plaza principal donde armaron una singular fiesta,
La leyenda asegura que desde entonces los cuerpos y espíritus de la pareja protegen en celo y fortaleza infinita el añorado puente.






EL CABALLO CANSADO
A 15 km Norte de Juli.
En la Carretera de Puno a Juli, hay el interesante lugar llamado " El Bebedero del Inca", situado a poca distancia del camino. Se trata de colinas rocosas, en que la naturaleza ha jugado con el buen humor que a veces derrocha sin medida y que el hombre ha aprovechado para darle su parte, concluyendo con asientos, pozas, descansos, salas, etc, etc. Y alrededor la fantasía ha tejido sus más llamativos lienzos poniéndole colorido y armonía, aun cuando la consistencia se mantenga graciosa y apreciable distancia de la realidad y de la verdad. En serio, no nos importan mucho esos atributos de verdad y solidez, a quienes no tenemos la grave y tremenda responsabilidad de formar la Historia de la Humanidad, con pruebas sólidas y terribles, capaces de matar toda Leyenda o toda dulce mentira mítica, con el garrotazo de la prueba científica o documental.

Pasaba el Inca, y su cortejo Imperial revolvía la región de bullicio y de afán. Las andas áreas reflejaban sobre el lago sagrado la luz amoroso del padre, el Sol….se detenía junto a la poza tallada en roca descansaba breves horas, para recibir el homenaje de sus súbditos amados. Y en días de calor y de polvadera, se bañaba el Inca en aguas entibiadas por los rayos solares y perfumadas por las vestales de su séquito Imperial.
Ha pasado el tiempo, y con él, la dinastía de los Incas. Pero el pozo tallado en roca de una sola pieza, permanece aún allí; se llena aún de agua cuando el cielo desata sus cataratas; y los peregrinos pueden señalarlo aún con el dedo de la Leyenda y de la Tradición y devorarlo con los ojos de la curiosidad.

A pequeña distancia está el caballo cansado. En una colina próxima a la carretera se ve con claridad su silueta, que es monumental. Ha caído el caballo sobre el vientre, y pugna por levantarse; apoya fuertemente el hocico sobre las rocas que tiene delante, y es visible el esfuerzo en las patas traseras. La carga que descansa sobre sus lomos es pequeña y las sogas que la aseguran, se destacan sobre los rocas.

Se sabe que los primeros caballos de la tierra estuvieron en América, y este debe ser uno de ellos; sólo que se convirtió en piedra en gigantesca roca.
Le pregunté a un Ilataca y me respondió: "Al principio era la noche junto al lago, los seres vivos andaban a tientas. Salió resplandeciente el Sol, por primera vez, y muchos e petrificaron de espanto. Ese caballo, entre ellos. Y así permanecerá hasta que sea el tiempo de que el Sol, vuelva a esconderse en las eternas sombras del Universo".
Dios Santo!, es preferible que ese pétreo bruto, no se levante nunca, y que su esfuerzo se mantenga siempre
en ese instante que parece inmortal; antes que el abuelo, resplandeciente y bueno, pueda abandonarnos alguna vez!...

 LA SERPIENTE DECAPITADA 

Cuentan que antiguamente en esta zona aymara habitaban la culebra y el sapo como enemigos ancestrales, quienes se encontraban en constantes disputas tratando de adueñarse del territorio. Ambos pretendían ser amo y dueño de esta región altiplánica, para demostrar su poderío y hegemonía se desafiaron a muerte.La prueba consistía en beberse la mayor cantidad de agua del lago Titicaca en el tiempo más breve, el que perdiera estaba sentenciado a morir. Desde el cielo, el sol contemplaba irradiando su poderoso resplandor y calor, parecía complacido de ver la disputa.La belicosa culebra llevaba la delantera y estaba a punto de succionar la masa de agua, circunstancias en que recibió una poderosa pedrada que la decapitó, convirtiéndola en piedra. La cabeza quedó al sector de la playa separada del cuerpo contraído por el tremendo golpeEl sapo, al darse cuenta del repentino ataque a duras penas logró esconderse en al arena, pero al igual que su adversario quedó también petrificada.. la mortífera piedra había sido lanzada por el Inca del gran Imperio del Tahuantinsuyo.El soberano hijo del Sol evitó el peligro que iba a desatar la lucha de los colosos, si la culebra conseguía tomarse las límpidas aguas del Titicaca, la meseta del Altiplano hubiera sido un árido desierto de los Andes. Se dice que el hozado lanzado por el Inca, al rayar la atmósfera provocó un ensordecedor sonido que heló la sangre de todos los seres.El lugar Asiru Phat’jata hy por hoy es un pintoresco roquedal a manera de muralla. Pareciera que la punta de la cola de la culebra decapitada se prolongara desde el volcán apagado del Khapía, del que según el mito, el reptil habría salido.No hay extraños ni almas malignas como dicen las personas. Los pobladores continúan yendo al cerro, ya sea para pasear o para descansar porque es un lugar muy hermoso, caminar no es ningún trabajo pesado como creen las personas, ¡quién no ha ido al cerro!
LOS MÚSICOS Y EL ENCANTO

Para una fiesta de “Casarasiri” (matrimonio) una familia había contratado una banda de músicos. Esta tenía un contrato para todo el día, pero cuando llegó la noche, los músicos ya estaban borrachos, es que había tomado mucha cerveza, pero como estaban borrachos ya no les importaba nada. El dueño de la fiesta les daba más cerveza para que toquen. Ya era cerca a las 12:00 de la noche que decidieron irse. Se fueron tocando por la pampa, tomando y tocando. Así, tan borrachos en la noche se les apareció un hombre, para ellos era como si fuera de día, ese hombre les dijo: les voy a pagar todo lo que quieren señores músicos. Bueno, hicieron otro contrato. Entonces les hizo caminar por una ciudad, los músicos asombrados. Pero antes de entrar por la puerta uno de los músicos se quedó a orinar, cuando todos entraban, él se ha desesperado porque no acababa de orinar y de pronto se cerró la puerta, él músico empezó a tocar la puerta, pero nadie le habría, tanto fue que tocó se cansó, entonces furioso se decidió seguir caminando, mientras tanto se escuchaba la banda. Así él músico llegó a su casa en la madrugada, más tarde las esposas de los demás músicos preguntaban donde están sus compañeros, él un poco mareado le dijo: se fueron a tocar a otro sitio, cuando estuvimos viniendo se hizo la contrata. Al saber la noticia todos los familiares decidieron ir al sitio, él los llevó, es aquí dijo, los familiares solo vieron un cerro y se escuchaba la banda de músicos, entre ellos se miraron. El músico dijo: esta parte del cerro era una puerta dorada y ahora no hay nada, sólo estás rocas nomás.
Así, que durante una semana seguía tocando de día y noche, esto ha desminuido cada día poco a poco. Por este motivo se dice que cuando contratamos una banda de músicos se deben irse antes de media noche a su comunidad, porque les puede coger el encanto.

EL KHARISIRI
Es un personaje mítico oriundo de la región andina Aymara, específicamente desde Puno hasta la zona norte de Potosí (Bolivia). Se le conoce con los nombres de “Karisiri”, “Kharisiri” ó “Liqichiri”, cuya traducción del quechua al castellano nos daría”el chupador de grasa”. En otras zonas se le denomina Phistaco, Ñaqaq, ó Khari Khari.Los indígenas de esa zona lo describen de la siguiente manera: es un ser antropomórfico de pelo amarillo, gigante, cruel y exclusivamente nocturno. Al encontrarse con él, cualquier persona empieza a sentirse como hipnotizada y mareada, lo que el espanto aprovecha y extirpa toda la grasa del ser humano dejándolo en un estado de agonía total.Se afirma que antes de la conquista española, el Kharisiri era un ser maléfico invisible, causante por lo general de las enfermedades consuntivas, aprovechando del sueño de sus víctimas, a las que con un pequeño corte, como queda dicho, les extraía la grasa. Después de la conquista, impresionados los andinos con ver degollar a los ajusticiados, y reducir el cadáver a cuartos, creían que el verdugo era un ser extraordinario, un malvado, representación del Kharisiri, que terminaba su sangrienta faena, andaba en las noches vestido con el hábito despojado al difunto y aún lleno de tierra y sangre, cubierta la cabeza de un capuchón, que sólo dejaba al descubierto su rostro pálido como la muerte y sombrío como la noche.El Kharisiri llevaba en la mano una campanilla, cuyo lúgubre sonido se escuchaba de rato en rato. Decían de él que se alimentaba de carne humana, prefiriendo devorar la de los niños que encontraba a su paso. Poco a poco y a medida que las ejecuciones en esa forma disminuyeron, la imaginación de los andinos fue confundiendo al verdugo con el fraile que acompañaba al condenado a la pena de muerte, hasta que el primero desapareció de su memoria y sólo el último quedó con el mote de Kharisiri.Con el transcurrir de los años, probablemente la circunstancia de ver trajinar con alguna frecuencia a los frailes sólos y por caminos silenciosos y desiertos, haya dado también lugar a la formación de esta leyenda con todos sus lúgubres contornos. Cuando el andino no ha visto ni se ha encontrado con este personaje de lúgubre fama y siente, sin embargo, dolor al vientre y se presenta en la parte exterior la terrible mancha roja, se cree que el vampiro se hizo invisible para mejor y más cómodamente extraerle la grasa, y el infeliz dominado por tal idea desconfía de los remedios, para luego encontrar la muerte.En la época de la colonia, el fraile simbolizó para el andino, el autor de la carestía y hambre en el sector rural, porque se supone que en las grandes alforjas se lleva consigo, con el poder de la nigromancia que profesa, y recoge cuantos víveres encuentra, dejando al pobre andino que por falta de ellos, muera por inanición con la barriga pegada al espinazo. En todas las minas de la región andina se consideró de mal agüero la presencia de un fraile; cuando uno o más de éstos se presentaban en el lugar, los mineros se turbaban, les invadía la pesadumbre, e inquietos y tristes, esperaban que de un momento a otro les sobreviniera alguna desgracia personal o algún accidente en la mina; temían que se perdiera la veta del metal que explotaban o se derrumbara y matase obreros o murieran de manera violenta uno o más de ellos.En la década de 1930 en las minas que se explotaban en la región andina del departamento de Puno, los mineros se oponían a que se llevara a cabo un acto religioso, alegando que la presencia de un sacerdote les traía la mala suerte; porque los genios subterráneos, habitantes de las profundidades de los cerros, dueños y señores de las vetas, las ocultarían indignados por la profanación de que eran objeto, para que jamás las encontrasen y a ellos les castigaría dándoles enfermedades.Cierta o no, la leyenda del Kharisiri sigue vigente en esa zona. Es tal el miedo a este ser que los campesinos, en algunas comunidades altoandinas, no admiten en sus comunidades el ingreso de personas con la cabellera rubia.
 LA PUERTA MÁGICA DE ARAMU MURU
Rodeada de verdes llanuras, se levanta la, considerada maravilla única de la región: La Puerta de Aramu Muru, un pórtico labrado en la roca, de siete metros de lado. Se la conoce con el nombre de "La Puerta Mágica de Aramu Muru". Un lugar sagrado para chamanes (yatris) y creyentes de la zona.
Cuenta la leyenda que, hará unos 450 años, un sacerdote Inca, en huida de los conquistadores españoles, se escondió en estas montañas para guardar el "Disco de Oro". Éste, habría sido creado por los dioses, para la sanación de los enfermos y la iniciación de chamanes-sacerdotes.
El sacerdote, conocedor del poder de la misteriosa puerta, la atravesó portando consigo el disco de oro, y no regresó jamás.
Otra historia más reciente cuenta cómo, en 1974, parte de los integrantes de una banda de música, consiguieron "atravesar" la Puerta y no volviendo a salir. Esto fue divulgado por el resto de la banda, que no atravesó el portal.
Los locales dicen que es la entrada al "Templo de la Iluminación de los Dioses Merú" o "Hayu Marca", y cuentan extrañas historias sobre la "ciudad iluminada" que se vislumbra algunas tardes, en que la puerta se hace translúcida.
Se supone que, las personas más sensibles, al tocar con ambas manos los lados interiores del marco de la puerta de piedra y apoyando la cabeza en una hendidura que hay en esta, pueden percibir extrañas sensaciones, como visión de fuego, melodías musicales e incluso la visión de túneles que atravesarían la montaña.
Aunque de los cientos de personas que han intentado percibir estos
Los nativos la consideran una puerta en sí, y el hombre sería la llave, el cual puede atravesarla cuando entra en sintonía con el sol.
Nosotros lo elegimos para hacer una "entrega a la Pachamama", otra de esas experiencias imperdibles de Perú. Y desde luego es un sitio con una energía especial, muy recomendable.